El Davos del Caribe: Cómo Casa de Campo se ha convertido en el punto de encuentro donde el lujo y el poder regional convergen.

En una terraza frente al mar, la brisa del Caribe acompaña una conversación que vale más que cualquier reunión de consejo. Un exmandatario latinoamericano comparte una copa con un empresario de Miami que busca invertir en energía renovable. A pocos metros, una estrella internacional sonríe durante una sesión de fotos entre villas privadas, mientras su equipo discute una colaboración con una marca europea de lujo.
Nada está en la agenda oficial, pero todo ocurre con propósito. En Casa de Campo, el ocio se convierte en diplomacia y el networking, en arte.
Durante décadas, Davos, Aspen o Jackson Hole fueron sinónimo de poder. En esos paisajes, ya sean montañas suizas o valles de Wyoming, los grandes nombres de la economía y la política se reunieron para definir el rumbo del mundo.
Pero algo está cambiando. La nueva élite global prefiere entornos donde la conversación fluye con naturalidad, donde la confianza nace del entorno, no del protocolo. En un mundo saturado de foros y pantallas, el poder busca espacios más humanos, más estéticos y auténticos.
Y ahí, el Caribe, con su mezcla única de privacidad, conectividad y magnetismo cultural, emerge como la nueva coordenada del poder social y económico.
Casa de Campo como soft power hub
Casa de Campo no se promociona como un centro de poder… pero lo es. Con su aeropuerto internacional, marina privada, campos de golf legendarios y villas exclusivas, se ha convertido en un punto de encuentro natural para empresarios, celebridades y líderes regionales.
Aquí, los acuerdos se firman entre risas, las alianzas nacen de coincidencias, y los proyectos se diseñan entre brindis en Altos de Chavón. El resort es hoy un laboratorio de influencia, donde se cruzan la inversión, el arte, el turismo, la cultura y el entretenimiento.
Casa de Campo está hecho para las organizaciones y personajes que entienden que el contenido también puede ser una forma de diplomacia. Por ejemplo, organizaciones como BwowMedia, loderadas por Jorge Viera, escogen a Casa de Campo para organizar photoshoots de alto perfil hasta coordinar encuentros entre marcas, inversores y personalidades. Cuando Dayanara Torres posó frente al mar dominicano, cuyos posts que se fueron virales en las redes sociales, no solo estaba creando imágenes, estaba tejiendo relaciones y oportunidades de negocio de la mano de Bwow.
Esa es la verdadera alquimia del lugar: las imágenes se vuelven influencia, las experiencias se convierten en valor, y el lujo se transforma en una plataforma de conexión. En los próximos años, veremos cómo los grandes acuerdos dejarán de cerrarse únicamente en los salones de Davos o en las cumbres de Jackson Hole. Habrá un nuevo tipo de cumbre: una donde el código de vestimenta es lino, el fondo es turquesa y las ideas fluyen al ritmo del ron y la confianza. En un mundo cansado de los discursos, aquí el poder se practica, con una sonrisa, un brindis y una vista al mar.